domingo, 20 de abril de 2014
Caos
La
lluvia resbalaba por la ventanilla trasera del coche, evidentemente caía de
igual forma por todas las ventanas, pero yo iba sentada en la parte trasera del
coche y las gotas de agua de se desplomaban contra el suelo, como anteriormente lo habían
hecho mis lagrimas sobre la almohada de mi habitación. Me había pasado toda la
mañana y parte de la encapotada tarde llorando en silencio, sola, en mi
habitación, sin consuelo. Tampoco es que necesitase un hombro en el que
apoyarme “no era coja, no necesitaba muletas” yo sola me bastaba, solía ponerme
mis cascos blancos que me insonorizaban del mundo exterior y con la música a
todo volumen desconectaba de todos los problemas pero los problemas, claro,
seguían ahí cuando regresabas a la realidad. El paisaje a través de la
ventanilla del coche se veía borroso a causa de la insistente lluvia, al pasar
los árboles se convertían en manchas verdes. No me había vuelto a quitar los
cascos desde esta mañana una fina lagrima descendió por mi rostro y fue a parar
a mis manos, nadie pudo ver esa lagrima porque el pelo me tapaba parte de la
cara .Me quedé un rato mirando el diminuto charco de agua que había formado en
mi mano y como poco a poco se iba evaporando, volví a la realidad mostrando una
alegre sonrisa
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